Lo cierto es que las actividades extraescolares, sean del tipo que sean (físicas o mentales), favorecen el desarrollo de tu hijo, le ayudan a fomentar su creatividad, a mejorar en sus estudios, a saber relacionar con otros niños, etc. Sin embargo, demasiadas clases pueden acabar agotándole física y mentalmente, sobre todo si alguna de esas actividades no le agrada. Son un recurso acertado siempre y cuando no supongan una sobrecarga para los escolares y les dejen tiempo para jugar.
Por eso, si en su centro escolar no existen actividades que le gusten a tu niño o los horarios no os vienen bien, no existe ninguna ley que te obligue a apuntarle a alguna actividad después del horario escolar siempre y cuando te asegures de que:
- En el colegio tienen un nivel de inglés muy alto y saldrá siendo prácticamente bilingüe.
- Dedica parte de su tiempo por las tardes a jugar al aire libre o practicar algún deporte con otros amigos o familiares.
- Fomenta su imaginación y creatividad dibujando, imaginando historias o juegos nuevos, moldeando con plastilina…
- Te ayuda en las tareas de la casa y para ir fomentando su responsabilidad.
- Va bien en el colegio, saca buenas notas y hace sus deberes.
- No se pasa la tarde encerrado en su habitación jugando al ordenador o la consola o viendo la televisión.